Este blog contiene textos dedicados a las familias, a los padres y madres para que eduquen con buenas prácticas. Tiene dos enfoques que se complementan: el psicológico y el jurídico. Está escrito por dos grandes profesionales y amigos. Antonio Lafuente y Antonio Ortuño. Esperamos que os sea útil.

lunes, 10 de junio de 2013

La hiperactividad ¿está globalizada?


En un Colegio de 200 alumnos, en Estados Unidos habría 18 niños o niñas diagnosticados de hiperactividad, mientras que en Francia sólo 1. En Chile habría 10 niños, y en Etiopía no lo sé, pero me lo imagino. ¿A qué se debe esto? ¿No ha llegado la globalización en los trastornos psiquiátricos?

Entre otras explicaciones, la psicóloga Marilyn Wedge (http://www.forodemocracia.cl/index.php?/topic/125-%C2%BFpor-que-casi-no-hay-ninos-franceses-hiperactivos-o-con-deficit-atencional/) aporta una bastante sencilla. Depende de dónde se enfoque el problema, si la etiología del trastorno es biológica o contextual. Es decir, los psiquiatras estadounidenses atribuyen a causas biológicas el trastorno de hiperactividad, mientras sus colegas franceses lo atribuyen a causas psicosociales, a claves contextuales.

Esto es de vital importancia, ya que el tratamiento en el primer caso se enfoca en aplicar medicamentos a los niños, a “patologizar” comportamientos que son normales en la infancia, mientras que en el segundo caso se señala como sujetos de intervención a los padres, entrenándoles en habilidades  para ejercer la crianza, ya que los padres tienen la responsabilidad de generar un contexto educativo adecuado. En este segundo caso, añado yo, la importancia de “etiquetar” las conductas de los niños es poco relevante, incluso ineficiente.

Por otro lado, un estudio publicado en la revista Pediatrics  (http://pediatrics.aappublications.org/content/131/5/e1584.abstract) ha hallado que los fármacos mejoran la conducta de los niños preescolares con trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), pero incrementan las posibilidades de padecer trastornos del ánimo y de crecimiento. Por el contrario, el entrenamiento a los padres para comprender y atender las necesidades de su hijo puede lograr lo mismo sin efectos secundarios. Aunque yo añadiría que, efectivamente no hay efectos secundarios, pero que donde haya cariño y firmeza que se quite cualquier fármaco. No puede ser nunca lo mismo.

Conclusión, ¿qué hacemos dando medicación a los niños? ¿Y encima a menores de 6 años? ¿A quién interesa dar medicación?


Está claro que, aunque se usen fármacos, el trabajo con los padres siempre es prioritario. Dar medicación sin aportar herramientas educativas a los padres me parece éticamente insostenible. Pero también me parece impresionante que alguien se atreva a poner la etiqueta de hiperactivo a un niño menor de 6 años.

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